
d.
FERNANDO DAZA (1930):
“Homenaje a Gabriela Mistral”
En 1971, Fernando Daza ejecuta un mural de 10 mts. de ancho por
5,50 de alto, ubicado en el costado norte del cerro Santa Lucía,
en homenaje a la poetisa Gabriela Mistral, Premio Nóbel
de Literatura (1945).
En esta obra, realizada sobre cerámica refractaria y vitrificada,
se muestra a la poetisa a través de una imagen imponente,
que se adelante desde su pétrea túnica, como un
mascaron de proa que lleva consigo toda la fuerza de la naturaleza
y el trabajo del hombre. Bajo la tierra, yacen juntos los cuerpos
de la poetisa y su inalcanzable amado, unidos en sus “Sonetos
de la muerte”.
Hacia la derecha, el continente se proyecta en la tecnología.
Delante de ella se abre el mundo en donde los niños inician
una pequeña ronda, acercándose a Gabriela Mistral.
Esta los observa con benevolencia y se dispone a alcanzarlos solemnemente
con su mano derecha.
Detrás de los niños, el paisaje se adelanta en la
imagen de una mujer: mujer-madre y mujer-tierra (arquetipo habitual
en la muralista americana), que se funde en su contextura, pureza
y monumentalidad con los macizos andinos. Sus pies se posan sobre
una escalera que sugiere elevación espiritual.
Otro mural de Fernando Daza es “La Búsqueda”,
ejecutado con pintura acrílica sobre los muros del vestíbulo
del club de la República, entre 1972 y1973, que ilustra
el destino de la humanidad. Es un recorrido épico que comienza
con el despertar del hombre hasta llegar a una promesa de vida
mejor.
e. FERNANDO MARCOS (1919)
“Encuentro”
Es un mural de cerámica esmaltada ejecutado en la fachada
de ingreso de la Municipalidad San Miguel en 1994, y sus dimensiones
son 8,60 mts. de alto y 18,30 mts. de largo.
Para Fernando Marcos, el mural es una extensión de la “voz
personal” a través de un .soporte
público. Busca .recrear .la
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memoria
histórica y los arquetipos, ya clásicos, de la familia,
el trabajo y la libertar. Esta concepción muralista trae
la resonancia de sus años en la Escuela de Bellas Artes,
las lecciones de Laureano Guevara y Gregorio de la Fuente y la
cercanía con los muralistas mexicanos.
En este mural, el artista ha creado una tensión entre las
figuras y el fondo. Las primeras, definidas a través de
un ribete negro, indican con precisión una imagen reconocible.
Un indígena intenta la detención de un galope funesto.
En el resto del paño nada se sabe de tal impacto: la imagen
de una cuidadosa enseñanza de los oficios intelectuales
y manuales ocupa la escena en un encuentro entre personajes que
representan diversos oficios y una mujer junto a una pareja de
niños representando las enseñanza escolar. Al lado,
una mesa con objetos sirve de puente entre las naturalezas muertas
y los productos de la región. Luego, a la derecha de una
mujer de grandes proporciones aparecen las artes, la familia y
la recreación, como señales esperanzadoras de un
futuro mejor.

PROCESO DE ELABORACIÓN DEL
MURAL "ENCUENTRO", REALIZADO POR FERNADO MARCOS, 1994
(FOTO ARCHIVO F. MARCOS)

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